Desde que soy madre hay cosas que no hago,
y creo que son tantas que no podría enumerarlas claro que, el espacio que dejan
las no hechas es ocupado por cosas que hago porque ser mamá es mucho más que un
título, es un trabajo a tiempo completo. Eso lo sabemos todas las mamas, no
digo aquí nada nuevo. Lo que pienso al nombrar esto es que también dejamos un
poco de lado lo que es ser nosotras, bueno al menos en mi caso y en el de
muchas madres que conozco.
Surge una alarma que se activa para
avisarte que debes tener la agenda programada para pasar tiempo de
calidad contigo, es hasta una obligación. Cuando antes surgía
naturalmente hoy es un reclamo. Cosas tan sencillas como: ir a la
peluquería, ir al teatro, a bailar, a cenar. Seguir la cartelera
cinematográfica independiente, tener un calendario para conocer sitios de moda,
leer libros con mucha frecuencia. Preocuparte por actualizar constantemente tu
guardarropa, etc. No te das cuenta cuando muchas de esas cosas ya no están en
primer plano y de repente ni recuerdas cuando lo estuvieron. Suena a cuentos de
fábula, “Hace muchos, muchos años atrás había…”.
Con el tiempo surge la nueva tu (que
no tienes idea de cuándo va a aparecer) logra negociar y poner todo en su
sitio. Toma lo viejo, lo nuevo y hace un remix. Entonces entras en el
mundo de las posibilidades, porque esa personita que llega a tu vida te trae
mil cosas que compartir. Te gusta que tu vida cambie para siempre porque ese
ser, pequeñito, que tiene sus ojos y tú mirada siempre va a estar allí, en tu
corazón y siempre te hablara de novedades, de aventuras y de amor.
Ser mamá definitivamente es algo que te
cambia tanto las prioridades como el alma.
Yo amo ser mamá de mi hijo.
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