A veces quisiera dejar de ser valiente, no
lo digo pensando en mis logros, lo digo pensando en mis miedos. ¿Cuáles? Miedo
a no poder, a no llegar, a no lograr hacer realidad mis sueños. A veces tengo
la sensación que todo depende de mí y que es posible, pero a veces esa
sensación se vuelve en mi contra y pienso que si todo depende de mí es mucha
carga que llevar. Entonces el tema es el miedo. La dualidad; ser súper
valiente y súper cobarde, querer el éxito y sabotearse, tener ganas de comerse
el mundo y dejar el mundo te coma. Siempre termino decidiendo la primera y
mientras la ejecuto voy sintiendo la segunda. Es decir yo y mis
contradicciones, yo y mis circunstancias.
Ayer me preguntaba ¿por qué siempre
intento cosas nuevas? ¿Por qué no me rindo? Mientras veía una película, a la
cual no le preste mucha atención hasta que luego de un funeral súper triste la
familia se reúne y comienza a hacer planes, y sonríen. Así termina la película,
los tipos sonríen. Y me dije yo, ¡claro! La vida es la culpable, la vida y su
fuerza, la vida y su poder. Puede pasar cualquier cosa, pero si te gusta la
vida un poquito, te salvaste, o te condenaste depende del punto de vista o de
cómo te sientas. Yo amo la vida, es decir que me requetejodi.
Hoy me entere que ayer fue el Blue Mondey,
el día (según estadísticas matemáticas de un listo americano) más triste del
año. Me da que es otra excusa para vender cosas, pero bueno eso es harina
de otro costal. Yo no entro en las estadísticas porque hoy es martes y creo que
aunque estoy algo triste no se acerca a mi día más triste del año. Espero no
tenerlo. ¿Ves? Demasiado superviviente, demasiado positiva.
Estoy requetejodida. Ja, Ja, Ja...
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