martes, 20 de enero de 2015

La vida siempre gana, a mi al menos...




A veces quisiera dejar de ser valiente, no lo digo pensando en mis logros, lo digo pensando en mis miedos. ¿Cuáles? Miedo a no poder, a no llegar, a no lograr hacer realidad mis sueños. A veces tengo la sensación que todo depende de mí y que es posible, pero a veces esa sensación se vuelve en mi contra y pienso que si todo depende de mí es mucha carga que llevar.  Entonces el tema es el miedo. La dualidad; ser súper valiente y súper cobarde, querer el éxito y sabotearse, tener ganas de comerse el mundo y dejar el mundo te coma. Siempre termino decidiendo la primera y mientras la ejecuto voy sintiendo la segunda. Es decir yo y mis contradicciones, yo y mis circunstancias. 
Ayer me preguntaba ¿por qué siempre intento cosas nuevas? ¿Por qué no me rindo? Mientras veía una película, a la cual no le preste mucha atención hasta que luego de un funeral súper triste la familia se reúne y comienza a hacer planes, y sonríen. Así termina la película, los tipos sonríen. Y me dije yo, ¡claro! La vida es la culpable, la vida y su fuerza, la vida y su poder. Puede pasar cualquier cosa, pero si te gusta la vida un poquito, te salvaste, o te condenaste depende del punto de vista o de cómo te sientas. Yo amo la vida, es decir que me requetejodi.
Hoy me entere que ayer fue el Blue Mondey, el día (según estadísticas matemáticas de un listo americano) más triste del año.  Me da que es otra excusa para vender cosas, pero bueno eso es harina de otro costal. Yo no entro en las estadísticas porque hoy es martes y creo que aunque estoy algo triste no se acerca a mi día más triste del año. Espero no tenerlo. ¿Ves? Demasiado superviviente, demasiado positiva. 

Estoy requetejodida. Ja, Ja, Ja...










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